viernes, 20 de agosto de 2010

-caminando-

(Esto fue escrito hace ya bastante tiempo, espero le encuentren sentido...yo aún no lo hago)



Bastó un sólo día por las calles de la Ciudad de México para darme cuenta una vez más que hace mucho dejé de ser quien yo solía ser.

Una calma inexplicable me acogió por la mañana: No había ruido, podía escuchar mis pensamientos y una voz que creí desconocida parecía advertirme de algo, de un cambio que nada ni nadie podría detener.

Sin darle importancia seguí mi camino observando a las personas que ahí se encontraban:

Unas al igual que yo, ensimismadas.
Otras dispuestas a cambiar el mundo.
Mientras otras tantas resignadas a seguir en la monotonía del:

"Vivir para Sobrevivir"

Este pensamiento me hizo detener.
¿En qué lugar me encontraba yo?
¿En quién me había convertido a lo largo de estos años?

Sin darme cuenta había atravesado la Alameda, ya era medio día y ahí estaba la Torre Latinoamericana...Ahí seguro encontraba silencio dentro de mi cabeza.

¡GRAVE ERROR!

Simplemente los segundos dentro del elevador me hicieron pensar en la historia de México y en cuantas personas antes de mi había estado en la misma situación con los mismos pensamientos.

¿Quién pudo cambiar su destino?
Y... ¿Cuántos más reununciaron a ese derecho?

Ahí estaba la Ciudad de México desde otra perspectiva.
Totalmente diferente.
Enorme y por supuesto (y desgraciadamente) tan caótica como siempre.

Una vez más inconcientemente hacía analogías en mi cabeza acerca de mi sentir.

Era un día despejado, podía diferenciar cada zona en la ciudad.
Es que ... es tan notorio el cambio...si tan sólo hubiera orden...no...orden no...Organización.
Si, tal vez...Tal vez eso falta.

Definitivamente las alturas no es lo mío y viendo a lo lejos en el Zócalo, sentí que algo iba encontrar ahí.


En el camino no hubo pensamientos en particular, sólo admiraba a las personas que dejaban huella en las calles, que marcaban una diferencia por mínima que fuera.

En las personas que se toman el tiempo de escuchar lo que otros por medio del arte quieren expresar.


El Zócalo...
Jamás hubiera imaginado que en ese lugar mi vida daría un giro que no estoy segura de haber querido.

Tantas personas ahí...
Era ya de noche y una profunda melancolía me abrazó y no me soltaba ni me dejaba ir.
Tenía una gran desesperación pero tampoco estaba segura de irme de aquel lugar o huir de aquel sentimiento.

Tantas personas ahí...
Y fue a mi quién eligió para hacerme esa pregunta tan simple y tan compleja.
Pregunta que me tiene escribiendo esto ahora mismo..

Y tú...
¿Qué esperas para ser feliz?


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